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OPINIÓN POLÍTICA

¿Importa la vicegobernación? En Neuquén, sí y mucho

La crisis política abierta en Neuquén que promete un desenlace impensado para la actual vicegobernadora expone la relevancia del segundo puesto en importancia del Poder Ejecutivo.

Por supuesto que la provincia de Vaca Muerta no es ninguna excepción en temas de crisis política por la caída en desgracia de una vice. Ocurrió en varias situaciones provinciales cuando un vice mostró una temprana e impetuosa independencia asumiendo una competencia desleal con quien era su primero en el Poder Ejecutivo. Hubo otros momentos en que resultó un actor prudente y guardó las apariencias, pero cuando estaba por terminar el mandato constitucional exigió ser el reemplazante natural del mandatario en ejercicio. Los mismo sucedió cuando ese mismo vice aceptó de buena gana en préstamo el traje de gobernador por un período, sobre todo en los distritos donde no hay reelección permanente, para luego terminar traicionando a quien creía ser el dueño de esa vestimenta.

Desde la crisis del 2001, donde a escala presidencial hubo un vice que decidió renunciar a poco de transcurrido el primer año de mandato, la situación del vice tanto en ese nivel nacional como provincial se ha tornado recurrente sin que con esas crisis se interrumpiera el ciclo democrático o mediara una intervención federal. De hecho, después de aquel año hubo numerosas situaciones donde los y las vice fueron protagonistas de crisis de gobernabilidad. Mayormente, cuando se establecieron coaliciones electorales entre radicales y peronistas. Igual que entre los mismos peronistas. Provincias como La Rioja, Tucumán, Catamarca, Jujuy y Corrientes, entre tantas fueron testigos de esas crisis.

Sin duda la vicegobernación aporta a la lógica de la gobernabilidad porque quien la ejerza está en cabildeo permanente con los legisladores y sus mundos partidarios, debe cumplir el papel de intermediador entre el Ejecutivo y Legislativo”.

A nivel regional, ninguna de las provincias patagónicas estuvo inmune a esas crisis. En ocasiones se reiteraron, sin que necesariamente se produjera la salida abrupta de un vice, dejando igualmente lastimada la gobernabilidad. Tierra del Fuego, Río Negro, Chubut y Santa Cruz tuvieron diversas crisis por la actuación de sus vices.

Sin duda, la vicegobernación aporta a la lógica de la gobernabilidad porque quien la ejerza está en cabildeo permanente con los legisladores y sus mundos partidarios, debe cumplir el papel de intermediador entre el Ejecutivo y Legislativo. En ocasiones, si es parte de un acuerdo de partidos, en gobiernos de coalición, puede ser un actor en tensión permanente. Lo mismo si tiene un poder de llegada a los gobiernos municipales. Una política que tiene un comportamiento venal hace de ese poder un arma fundamental para la gobernabilidad distrital. Es cierto que mucho depende de personalidad del vice, aunque lo más importante se plantea si hace coincidir sus intereses con los del gobernador. Cuando no ocurre se produce un cortocircuito. Una manera de mantener alineado a ese vice es otorgándole o restándole recursos materiales para el ejercicio del liderazgo. La práctica del bloqueo también se ejerce dentro del Ejecutivo.

En Neuquén, desde los tiempos de Jorge Sobisch, la posición de los vice se ha fortalecido convirtiendo ese dispositivo institucional en parte esencial de la gobernabilidad”.

En Neuquén, desde los tiempos de Jorge Sobisch, la posición de los vice se ha fortalecido convirtiendo ese dispositivo institucional en parte esencial de la gobernabilidad. Ciertamente, en la provincia del viejo Movimiento Popular Neuquino (MPN) adquiere particular importancia ese segundo lugar si repasamos la trayectoria de varios ex vicegobernadores que terminaron compitiendo por el voto popular para ocupar la gobernación provincial. El camino no fue del todo pacífico para al menos dos de ellos. Así lo revela el tiempo calculado de Jorge Sapag frente al Jorge Sobisch de su segundo gobierno y el más accidentado del actual jefe del Ejecutivo, Rolando Figueroa, cuando le tocó ser vice de Omar Gutiérrez. Ambos, no sólo tuvieron aspiraciones de dar un salto hacia la Gobernación, lo hicieron ofreciendo un verbo crítico que provocó un realineamiento partidario y en sus lógicas aliancistas. Figueroa fue más allá quebrando directamente al MPN.

En la provincia del viejo Movimiento Popular Neuquino adquiere particular importancia ese segundo lugar si repasamos la trayectoria de varios ex vicegobernadores que terminaron compitiendo por el voto popular para ocupar la gobernación provincial”.

Asimismo, durante los últimos treinta años en Neuquén hubo varios vice que, sin llegar a ser competidores de fuste para sus jefes más inmediatos, obtuvieron importantes premios consuelo como diputados o senadores nacionales. Cuentan entre otros Felipe “Pipe” Sapag, Federico Brollo y el mismo Figueroa antes de su actual tiempo de gobernador. Hay otros que no llegaron a alzarse con ningún beneficio, pero resultaron pretensiosos. Sin embargo, la más llamativa de las situaciones donde los vice mostraron toda su jerarquía, fue la última elección provincial de mediados de abril de 2023, aquella donde se enfrentaron dos hombres que tuvieron la oportunidad de ser los últimos dos vicegobernadores del mismo gobernador. Y por si fuera poco en una de las fórmulas había una ex vicegobernadora.

Por fuera de la materia aducida por los legisladores para despojar a la actual vicegobernadora de sus atributos -suspensión que sin duda es la antesala de una destitución escandalosa, pero en regla-, lo ocurrido muestra tanto la importancia de esa posición gubernamental como los problemas de cohesión de la coalición que conduce el propio Rolando Figueroa. Aún con ello sostendría un liderazgo gubernamental y en la opinión provincial. Si la vice se había propuesto erosionar ese liderazgo, los tiempos y modos no resultaron eficaces. Aún más, si desde esa posición pretendió construir una “familia de poder” parece haberse guiado por el amateurismo y la voracidad de la urgencia de quien sacó cuentas anticipadamente. Y lo hizo frente a quien ha estado en esa misma posición y ahora era su jefe político.

 

  • Gabriel Rafart – Docente en Derecho Político e Historia Universal en la Universidad Nacional del Comahue

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