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OPINIÓN

El triunfo de Orsi, una pizca de ilusión ante tanto fascismo

Yamandú Orsi aseguró la victoria, en segunda vuelta, con el 49,8% de los votos y será el próximo presidente de Uruguay. De esta manera, marca el regreso al poder de la coalición de izquierda Frente Amplio, que gobernó el país entre 2005 y 2020. El candidato oficialista Álvaro Delgado fue el derrotado por el profesor de Historia. Orsi, a diferencia de la prosapia aristocrática del actual presidente Luis Lacalle Pou, es hijo de un almacenero. En épocas de candidatos díscolos con la política, Yamandú ha hecho una carrera escalón por escalón. Fue diez años secretario General de Canelones y fue dos veces elegido por 10 años más como intendente de la segunda ciudad del país. Hoy, se convierte en el primer presidente nacido en el interior.

Si bien la mayoría de las encuestas daba un resultado muy parejo, la diferencia no fue tan estrecha, considerando que Lacalle Pou hace cinco años ganó por sólo 30.000 votos. Orsi termina sacando 95 mil más que Delgado. Uruguay no se encuentra en el mejor de sus momentos. Es un país con alto costo de vida, una pauperizada economía con una brecha de desigualdad notable y en aumento, como los crímenes violentos producto de la inserción social del narcotráfico.

La buena imagen de Lacalle Pou no amilanó en la campaña al viejo líder de la izquierda José “Pepe” Mujica al momento de hacer críticas a la actual gestión. La espalda y autoridad política que mantiene el fundador del Frente Amplio, entre las y los uruguayos, ayudó al momento de poner la ética en la balanza, para que la sociedad evalúe al Gobierno del actual presidente derechista, manchado por actos de corrupción y relaciones con el narcotráfico. Seguramente, la ayudita del querido “Pepe” aseguró a definir y ampliar la diferencia en votos.

En el escenario del triunfo, y al momento de los discursos, el flamante electo presidente llamó a la unidad: “Entendamos, hay otra parte de nuestro pueblo, que como nosotros hace un tiempo hoy están con otro sentimiento. Esa gente también nos tendrá que ayudar a construir un país cada vez mejor. A ellos también los precisamos”, dijo.

De este lado del río, con el resultado de las elecciones uruguayas se puede imaginar otro tipo de discursos: “Los zurdos de mierda nos están cercando”, pensaría cualquier seguidor de Milei. Los gobiernos de Chile, Bolivia, Brasil y ahora Uruguay no estarían simpatizando con el fascismo argentino. No obstante, el reciente presidente electo del país charrúa manifestó que la relación con Argentina “tiene que ser muy buena; no tenemos otra chance nosotros”.

Gabriel Odonne es el elegido por Orsi para encabezar el Ministerio de Economía. Es un hombre del establishment y pareciera ser, por parte del reciente electo presidente, un guiño a los mercados y a los empresarios. También señala un camino para un Frente Amplio moderado, que ya comienza a ser cuestionado por partidos de izquierda, que integran la alianza progresista. Seguramente habrá tensiones internas en la fuerza ganadora. La profundización de esas tensiones estará latente en las decisiones que gran parte de la sociedad uruguaya espera que tome el nuevo gobierno. Decisiones relacionadas con disminuir la carestía de la vida y con brindar mayor seguridad. Los índices de homicidios en los últimos cinco años han crecido exponencialmente producto de la penetración del narcotráfico.

Yamandú Orsi tendrá que construir mayorías en el poder legislativo. En la Asamblea General, equivalente a nuestro Congreso, tendrá 48 bancas y 48 la oposición (29 el Partido Nacional, 17 el Partido Colorado, 2 Cabildo Abierto), mientras que en el Senado cuenta con 15 senadores y 14 la oposición. Carolina Cosse, quien será la vicepresidenta, ocupará la Presidencia de la Cámara Alta. La alianza perdedora, gestada exclusivamente para el ballotage, probablemente se disuelva antes de conformar los bloques legislativos. Cada integrante de esta alianza circunstancial, más que electoral, tiene diferentes visiones con respecto a cada área de Gobierno. Estará en la habilidad del oficialismo articular políticas de acuerdo a su cercanía con cada espacio político de la oposición en diferentes esferas del Gobierno.

Con el cambio de signo político del gobierno uruguayo, el MERCOSUR se fortalecerá.  Este órgano regional, constituido inicialmente por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en 1991, al cual en fases posteriores se han incorporado Venezuela y Bolivia, da condiciones favorables para   articular políticas comerciales entre los países integrantes, pero también con otros mercados del mundo. Cuanto más fortalecidos se encuentren los lazos internos de los países miembros, más ventajas se obtienen a la hora de medir los resultados de la balanza comercial. Uruguay era la amenaza permanente de romper esos lazos. Ahora ese peligro se corre por la posición “libertaria” en nuestro país.

  • Rodolfo Canini – Profesor de Historia

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