En el primer trimestre del año, la desocupación llegó al 7,9%, según la Encuesta Permanente de Hogares que mide el Indec. La cifra es levemente superior al 7,7% registrado en el mismo trimestre del año anterior, y es la más alta desde 2021, cuando por las medidas asociadas a la pandemia se deterioró el mercado de trabajo.
La cantidad de personas que buscan y no consiguen trabajo ya suman 1.800.000. Esto significa que, actualmente, los desocupados superan en casi 70.000 personas a los de un año atrás.
Si bien, debido a la estacionalidad de algunos rubros, la comparación se debe hacer entre los mismos trimestres de cada año, si se compara el primer trimestre de 2025 con el trimestre anterior (último de 2024) la diferencia es mayor: 1,5 puntos porcentuales (había sido del 6,4%).
Volviendo a la comparación interanual: al tiempo que aumentó el desempleo, se acentuó la caída de los trabajadores registrados dentro del total de ocupados, en un 2,5 por ciento. El dato habla de un deterioro de la calidad de empleo, ya que se trata de personas que no tienen jubilación, aguinaldo ni vacaciones pagas.
La tasa de informalidad trepó del 40,8 al 42 por ciento. En tanto un 10,5% de los ocupados son cuentapropistas, es decir, personas que realizan changas para poder vivir. El dato es un 0,8% más alto que el de un año atrás.
El aumento del desempleo golpeó especialmente a mujeres jóvenes, de entre 14 y 29 años. La tasa pasó del 17,3 por ciento en el primer trimestre de 2024 al 19,2 por ciento en el primer trimestre de este año.
Se se analizan los datos del Indec de acuerdo a la región geográfica, se observa que el Gran Buenos Aires y la región Pampeana mostraron los índices más altos: 9,1% y 7,4%, respectivamente, mientras que la región con menor desempleo fue la Patagonia, con el 4,9%.
En los 15 primeros meses de la gestión de Javier Milei, se observa un inquietante aumento del desempleo y de la informalidad laboral, respecto del momento en que asumió su mandato. Si se tiene en cuenta todo el periodo, la desocupación subió de 5,7% a 7,9% de la población activa, y la informalidad trepó al 42%. Esto se traduce en que la destrucción del empleo formal privado y público supera los 170.000 puestos de trabajo.
