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CULTURA

Treinta años de Locas Margaritas, la primera compañía de danza contemporánea de Neuquén

El sábado tuve la oportunidad de colarme en un cumpleaños de 30 muy particular: un festejo grupal, el de la primera compañía de danza contemporánea de Neuquén.  Locas Margaritas nos invitó a repasar sus afiches, a revisar sus fotos, a ver sus obras, a sentir sus interpretaciones, a escuchar sus anécdotas. En resumidas cuentas, fue como si en ese convite familiar sirvieran unas copas más para que podamos ser parte de esa familia dancera. 

“La decisión de festejar es porque esos momentos de nuestras vidas fueron valiosísimos, sustanciales. Más en estos tiempos, donde desde los estados estas cosas se empiezan a desvalorizar, nosotros tenemos la obligación, el compromiso y la necesidad de seguir apostando al arte y la cultura, y a una mejor vida para todos y para todas”, aseguró Mariana Sirote, directora de Locas Margaritas en el recibimiento del evento. 

Sol García, estudiante de la Escuela Experimental de Danza Contemporánea (EEDC), abrió la jornada mostrando un posible recorrido espacial, que culminaba con ella, probándose los vestuarios de la compañía. 

Luego apareció Andrea Briceño, ex integrante de la compañía y actual directora de la EEDC, interpretando un fragmento de aquella primera puesta que hicieron en la estación de trenes, donde tres pasajeras esperaban un tren que nunca llegaba, por el cierre de ramales durante el gobierno de Carlos Menem. 

Luego pudimos ver un fragmento de Kalfu Kallu, interpretado por Morena Paredes, Antonela Pozo y Aime Cayul, también estudiantes de cuarto año de la EEDC. 

Por último Patricia Alzuarena, parte fundante de la compañía y de la EEDC, volvió a encarnar “la transparencia del cristal”, otra de las emblemáticas obras basada en un texto de Paul Auster. 

Se leyó también una sentida carta de Susana Tambutti, arquitecta y bailarina, creadora además de Núcleo Danza, entre otros saludos. Y el convite de anécdotas y sentires lo comenzó Tone Sanchez Bravo que además de compartirnos su deseo de bailar como ellas desde la primera vez que las vio sobre las tablas, nos preguntó: “¿Qué estábamos haciendo hace 30 años? ¿En que te marcaron las Locas Margaritas?”.

Así algunas de las integrantes de la compañía brindaron unas palabras. “La danza es mi eje en la vida, Locas Margaritas es sentir que perteneces”, sostuvo Laura Pulozzi, que también contó que estuvo en todas las obras en diferentes roles, intérprete, vestuarista o espectadora. “Cosecharás tu siembra”, sentenció emocionada.

Para Patricia Alzuarena, Locas Margaritas se trata de “un sueño y un deseo de compañía independiente donde se trabajaba seriamente, hoy veo un círculo virtuoso desde este grupo madre hasta las estudiantes de la escuela”. 

La metáfora de la agricultura brota sola, cuando pensamos en estas flores que se mueven en los secos suelos vallenatos. “Me emociona evocar esos momentos. En 1996 vi por primera vez a Locas Margaritas en La Conrado y dije ‘yo quiero bailar como ellas’”, dijo Laura González, quien fue parte de la compañía cuando apenas cumplía la mayoría de edad. “Mariana vino a tirar semillas al desierto patagónico y hoy está este florecimiento”, sostuvo. 

 Cecilia Cide, otra de las bailarinas, que actualmente trabaja como docente en IUPA,  decidió transformar su emoción dedicando “Gente necesaria”, texto de Hamlet Lima Quintana. 

Sirote destacó la figura de Hilda López quien fue una de las organizadoras del certamen en el que las Locas Margaritas se presentaron por primera vez con ese nombre. López resaltó, a su vez, que el “arte es trabajo” y que estos 30 años son producto de la convicción y el trabajo. 

Oscar Sarhan, hoy Subsecretario de Cultura de la Provincia, como representante del cupo masculino dentro de la agrupación, contó su experiencia en aquella audición que le permitió subirse en un viaje de ida hacia otra dimensión, con una manzana y una botella de agua como único equipaje. 

Mucho se habló de Marcos Sandoval, quien fue iluminador estrella de todas las obras, así como otres vestuaristas, intérpretes, músicos que colaboraron con los 15 años de producción. 

Antes de pasar al brindis, cerró la ronda de alocuciones Emilia Minerva Losa Tuti, encarnada por Rubén Neira quien fuera parte de aquel loco cuerpo de baile. Se presentó como cronista cultural y detalló una crónica documentada con la verdad, ilustrada a su vez por canciones y condimentada por las risas de les presentes.

Entre otras cosas, esta cronista extravagante cuestionó el origen del nombre, insinuando que podría hasta llegar a ser publicidad encubierta del Instituto Austral y rebautizó a las protagonistas como Mamele Sirote, Tabureta o cuartetera Alzuarena, la migrante siciliana Laura Culozzi, lo que desató las risas de quienes entendían las referencias. 

Como en cualquier cumpleaños que se respeta y haciéndole honor al oficio se corrieron las sillas para terminar bailando y comiendo torta. 

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