En 1997, a mis 16 años, junto a mis amigas de la escuela, conocimos el verdadero miedo. Encontraron a tres chicas muertas en Los Olivillos, una zona de chacras. Habían ido a caminar, fueron secuestradas y, días después, aparecieron asesinadas. Nos sacaron de clase y nos pidieron volver a casa. Llorábamos, estábamos paralizadas. El pueblo estaba vacío, con mucho sol y luz, con patrulleros por todas partes. En la televisión, todos los canales hablaban de Paula, María Emilia González y Verónica Villar.
Nos organizamos y marchamos por primera vez. Salíamos sin sentir peligro, pero el miedo nos invadía. Desde ese 1997, todo cambió para siempre. Las que seguimos aquí, caminando esta tierra, no somos las mismas.
En febrero de 2023, a media cuadra de mi casa, vi cómo robaron una placa en memoria de Diana del Frari, víctima de feminicidio el 14 de agosto de 2001. Se la llevaron del lugar donde fue brutalmente asesinada. Me pregunté una y mil veces: ¿a quién puede molestar la memoria?
La palabra “memoria” viene del latín y significa la capacidad de retener y recordar el pasado.
Después de ese robo, empecé a caminar por la ciudad recorriendo los lugares donde ocurrieron feminicidios, y sentí como si nadie hubiera vivido allí. Como si borraran miles de recuerdos y plantaran ladrillos nuevos, mientras todo parece seguir igual para quienes no quieren ver. En Los Olivillos crece la maleza por todas partes; hay una casa de madera abandonada. Las chicas no existen. No hay ni una flor en su memoria. El consultorio de Diana, en 9 de Julio y Libertad, está cerrado desde 2001. Es una esquina muerta donde pasan miles de autos y los jóvenes salen de la escuela riendo.
El laboratorio de Ana Zerdán, víctima de femicidio en septiembre de 1999, en San Martín Nº 930, hoy es un Centro de Cardiología. Salva vidas, pero no hay ni una placa que recuerde a Ana, mujer independiente y profesional que salvó muchas vidas.
Mientras camino, veo carteles arrancados con los nombres de las chicas. ¿Cómo puede molestarnos que las paredes muestren las mujeres que nos arrebataron? En la esquina de 25 de Mayo y Roca, donde mataron brutalmente a la bioquímica Mónica García, la psicóloga Carmen Marcovecchio y la paciente Alejandra Carbajales en mayo de 2002, hoy funciona el SEM, Servicio de Estacionamiento Medido.
¿Qué pasó con esas mujeres que vivieron aquí? ¿No existieron? ¿No ocuparon un lugar, un hogar, un trabajo, una sonrisa, una palabra, una acción por nuestra comunidad?
Una ciudad sin memoria es una comunidad sin identidad ni pertenencia.
¿Quiénes buscan borrar nuestra memoria? Una ciudad sin memoria es una comunidad sin identidad ni pertenencia. ¿Nos quieren sin memoria? Los ejercicios de memoria son para que nunca más vuelva a pasar.
En memoria de:
Leticia Baltar
Yanet Opazo
Verónica Villar
María Emilia y Paula González
Daniela Calfupán
Elvira Abaca
Ana Zerdán
Diana del Frari
Mónica García
Carmen Marcovecchio
Alejandra Carbajales
Otoño Uriarte
Estela Morales
Agustina Masina
Micaela Schwartz
Marta Marreno
Anahí Castillo
Daniela Doffigny
Juana Dora García
Agostina Gisfman
Agustina Fernández
Y Emilia Vera, ¿dónde está?
*Esta nota fue publicada en La Mañana de Cipolletti, el 16 de octubre de 2023.