Otoño Uriarte fue secuestrada y asesinada en Fernández Oro, Río Negro, antes de que la figura de femicidio se incorporara al Código Penal, antes del #NiUnaMenos, antes de que los Observatorios de organizaciones civiles y sociales registren entre 200 y 300 femicidios por año, antes de los feminismos en las calles. Estuvo desaparecida 6 meses: desde el 23 de octubre de 2006 al 24 de abril de 2007, cuando encontraron su cuerpo en un canal de riego. Dieciocho años después la causa finalmente llega a juicio, con cuatro imputados como autores y coautores materiales. La familia y su querella esperan que durante las audiencias se devele la trama de irregularidades y de complicidades policiales, judiciales y políticas que hicieron que hasta hoy no se sepa qué pasó con Otoño.
“Justicia nunca va a haber, justicia sería que Otoño esté con vida. Por eso nuestra expectativa es que durante el juicio se reflejen las complicidades, Roberto lo único que quiere es la verdad, de todos lo que tuvieron algo que ver, desde el que miró para otro lado hasta el que la secuestró”, asegura la abogada querellante Gabriela Prokopiw. Roberto es el papá de Otoño.
Lo que pasó durante los meses que estuvo desaparecida es todo un misterio. Ni siquiera está clara su fecha de muerte. Solo se sabe que el 23 de octubre salió temprano a la mañana hacia la escuela, donde cursaba tercer año, en bicicleta. Tenía 16 años, había llegado hacía poco con su familia al Valle desde El Bolsón.
La impunidad parece ser moneda corriente en la justicia rionegrina cuando de víctimas mujeres se trata. Cuatro años antes, en mayo de 2002 tres mujeres fueron brutalmente asesinadas en un laboratorio de Cipolletti. En noviembre de 1997 tres adolescentes fueron secuestradas y asesinadas en la misma ciudad. En ambos casos, aunque llegaron a juicio con condena (el del segundo triple crimen revocada por la Corte Suprema), no se llegó a la verdad de lo ocurrido ni al enjuiciamiento de todos los responsables. La impunidad es parte del mensaje de los femicidas: es tanto el poder que pretenden ejercer sobre el cuerpo de las mujeres e identidades feminizadas que abusan, violan, matan, desaparecen y no hay consecuencias en torno a ello. En palabras de Rita Segato: “la rapiña que se desata hoy sobre lo femenino se manifiesta tanto en formas de destrucción corporal sin precedentes como en las formas de tráfico y comercialización de lo que estos cuerpos puedan ofrecer, hasta el último límite. La ocupación depredadora de los cuerpos femeninos o feminizados se practica como nunca antes”.
El juicio
Después de 18 años, la causa por el secuestro, violación y asesinato de Otoño, qué ya pasó por las manos de cinco jueces, llegará a juicio el 26 de noviembre de este año. Están acusados como autores y coautores materiales Maximiliano “Pachi” Lagos, José Iram “Pitoco” Jafri, Ricardo Néstor “Peloti” Cau, y Germán “el Gato” Ángel Antilaf. La querella agrega a esta teoría del caso que “hubo un intento de introducirla a la trata de personas y una complicidad para seguir encubriendo esto”.
Prokopiw asegura que “no estuvieron solos, llevan 18 años de impunidad”. Se refiere a la cantidad de irregularidades que se dieron durante la investigación, a las escuchas de la policía rionegrina que daban cuenta de -al menos- connivencia entre redes de trata y la comisaría de Choele Choel, las pruebas que se perdieron (incluyendo las que dejaron afuera a un sospechoso), las amenazas que sufrió ella como abogada y las filtraciones de información que se produjeron al solicitar determinadas acciones, entre otras cosas. “Hay responsabilidad por no haber hecho nada con la causa. Es bochornoso que no haya llegado a juicio. Había muchas pruebas, además de las que yo conseguí. Faltaban testigos, faltaba que los vaya a buscar y darles la seguridad de poder declarar”, afirma. Durante el juicio se espera la declaración de alrededor de 70 testigos, algunos incluso que ya no viven en la región.
El miércoles se cumplieron 18 años del día en que secuestraron a Otoño, más años de los que vivió. Este sábado habrá un festival y una marcha en su memoria, desde las 14 en la Avenida Cipolletti y 9 de Julio. Sus amigas, amigos, su familia la recuerdan cada año -y seguro en lo cotidiano de sus vidas sin Otoño- con música, arte, abrazos y reparación colectiva. Así lo describen en la invitación: “Nada, ni nadie puede obligarte a abandonar tus sueños. Otoño vive en la esperanza de quienes luchan. No nos olvidamos, no perdonamos, Otoño presente ahora y siempre!”.