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INFORME ESPECIAL

Neuquinas futboleras: el verde césped es de quien lo juega

La Liga de Fútbol del Neuquén (Lifune) sumó hace ya una década equipos femeninos a sus competencias. Desde hace dos años, todos los clubes que forman parte de la Liga están obligados por reglamento a contar con un equipo femenino en Primera División. Hasta el año pasado, había una tabla general con las categorías masculinas a las que iban atadas las jugadoras, pero sin sumar puntos en la tabla general. Este año, por primera vez, las mujeres tendrán su propio torneo. Así el fútbol femenino se abre paso en un deporte tradicionalmente dominado por a varones.

Si bien aún resta un largo camino por recorrer, sobre todo en lo que respecta a la organización de las competencias, en Neuquén se avanzó mucho en comparación con otros distritos del país. Por ejemplo, del otro lado del río, en la provincia de Río Negro, con mucha historia futbolera, recién en 2019 se sumó la rama femenina a la Liga Confluencia y todavía no cuentan con su propia competencia.

En total, son 24 los clubes que compiten en Neuquén, distribuidos en categorías A y B, y en dos grupos por cada una de ellas. En la Primera División se encuentran los más fuertes, como Pacífico, Deportivo Confluencia y Deportivo Rincón, a los que se le suman Independiente, Río Grande, Atlético Neuquén, Maronese, Unión Vecinal, Petrolero, Don Bosco, San Patricio y Esperanza. Mientras que las instituciones que disputan la segunda categoría de la Lifune son Villa Iris, Añelo, San Lorenzo, Los Canales, Patagonia, Eucalipto Blanco, El Porvenir, Centenario, Bicicross, Alianza, Rivadavia y Unión Zapala.

En Argentina, las mujeres siempre estuvieron vinculadas a la cultura del fútbol, aunque, durante mucho tiempo, desde afuera de las canchas. Patear la pelota les estuvo vedado por años e incluso era mal visto hasta no hace mucho tiempo. Sin embargo, los estadios siempre contaron con presencia femenina. Las argentinas son amantes de sus clubes al igual que sus pares masculinos, y el fútbol es parte importante de sus consumos y hasta de su estabilidad emocional, en algunos casos. Entonces, ¿por qué permanecieron tanto tiempo excluidas de la práctica futbolística? 

Derribando barreras culturales

Carolina, una neuquina vinculada al fútbol desde su infancia, cuenta que, desde muy chiquita, en la escuela, en el barrio y en todos los ámbitos sociales en los que participaba tuvo que cargar con el estigma de ser “la machona, la lesbiana”, por el solo hecho de exteriorizar su amor por el deporte más popular del mundo. Pero para ella eso sólo fue un obstáculo más en su vida y, con dedicación, buscó la manera de sortearlo. Lo logró, a punto tal de convertirse hoy en una de las principales referentes del fútbol femenino en la región. 

Los recreos escolares, hasta hace muy poco, eran una clara muestra de esta situación de discriminación. Los juegos siempre estuvieron diferenciados por género. Mujeres, a saltar la cuerda y jugar al elástico. Varones, a patear la pelota. Cualquiera que rompiera ese esquema era discriminado y discriminada. 

Actualmente, a pesar de contar con equipos femeninos en las ligas regionales de la Lifune (Neuquén) y Confluencia (Río Negro), se evidencian otros tipos de discriminaciones. Por ejemplo, los horarios en los que se habilita el uso de las canchas para las mujeres son siempre los más desfavorables y, en la mayoría de los casos, se priorizan las competencias masculinas. Esta forma de acentuar la desigualdad está todavía lejos de erradicarse. 

Fueron muchas las barreras que hubo que romper en ese sentido. La primera de ellas, fueron las propias familias, como cuenta Julia Vázquez, jugadora de Bandurrias, en esta nota. Hoy está más aceptado que las chicas quieran jugar al fútbol, pero de igual manera se deben enfrentar a estereotipos aún vigentes que tienden a minimizarlas o ningunearlas, marcándoles la cancha y dejándoles en claro que ellas no están para eso, que ese ámbito sigue siendo de y para los varones.

“Las mujeres no saben jugar al fútbol, pueden hacerlo para divertirse, de manera amateur. Pero los profesionales, los que saben cómo jugar son los hombres. Ellas no saben el reglamento, no saben de táctica, apenas pueden patear de punta una pelota”, son algunos de los estigmas que hoy circulan incluso en los clubes en los que juegan las chicas. 

Las futbolistas y las futboleras vienen a poner en debate estos prejuicios. Y pese a las resistencias machistas, van logrando superarlos. La profesionalización del fútbol femenino fue un paso fundamental en ese sentido, como también la aparición de mujeres referentes en la dirigencia de clubes, en el referato y en los cuerpos técnicos de elite. 

Las profesionales

La profesionalización del fútbol femenino en Argentina se oficializó recién en marzo de 2019 y marcó un momento clave en la historia del deporte nacional. Por primera vez, las jugadoras de fútbol comenzaban a ser reconocidas como trabajadoras. Este movimiento surgió luego de una larga e insistente lucha por mejorar las condiciones de las deportistas y en pos de la igualdad de género tan proclamada pero pocas veces alcanzada.

Si bien se trató de una conquista histórica y fundamental para las futbolistas y las mujeres y disidencias que llevaron adelante durante años esta lucha, fue sólo un punto de partida. La desigualdad sigue siendo estrepitosa y si bien hoy las jugadoras de fútbol que compiten en los torneos de AFA perciben un salario, las sumas son prácticamente insignificantes, similares a lo que cobran chicos que aún no han debutado en Primera División.


Las futbolistas tienen su Día
El 23 de mayo se conmemora el Día Internacional del Fútbol Femenino, iniciativa surgida con la intención de fomentar el desarrollo del deporte en todo el mundo. Pero en el país, las jugadoras de fútbol tienen su propio día. El 21 de agosto se celebra el Día de la Futbolista Argentina. Esta fecha surgió a raíz de un partido histórico disputado en 1971, cuando un seleccionado argentino compitió en un torneo internacional en México, donde derrotó 4 a 1 al combinado de Inglaterra. Fue a raíz de ese histórico triunfo que se fijó la fecha conmemorativa y se hizo a través de una ley aprobada en el Congreso de la Nación.

 

Los bajos sueldos son una traba más que deben afrontar las profesionales del fútbol, quienes en la mayoría de los casos deben buscar otros trabajos para poder llegar a fin de mes, incluso aquellas que juegan en equipos importantes de Buenos Aires y hasta en la Selección nacional.

En las provincias, como afirmó la presidenta de la Asociación de Fútbol Femenino de Neuquén y Río Negro, Carolina Magnalardo, en esta nota, “la semi profesionalización que se dio sólo en el ámbito de Buenos Aires no cambió en nada las condiciones del fútbol femenino en Neuquén ni en ninguna otra provincia. No hay clubes que les paguen a sus jugadoras por jugar”.

 

Organización y búsqueda de igualdad

El fútbol femenino sigue estando muy relegado respecto del masculino, pero hoy ya no es un estigma para quienes lo practican. Las clasificaciones mundialistas de la Selección Argentina, sobre todo las de 2019 (Francia) y 2023 (Australia/Nueva Zelanda) motivaron a muchas mujeres a jugar y no sólo de manera amateur, sino en diferentes ligas a lo largo y ancho del país, lo que generó que se multiplicaran los certámenes.

En lo que a la Lifune respecta, se trabaja para sumar categorías inferiores y formativas, ya que hasta el momento sólo se cuenta con Primera, donde compiten chicas de 15 años con otras de 35. La idea es ir sumando nuevas divisiones, incluso infantiles, para que desde chicas puedan practicar, aprender y divertirse con una pelota, al igual que los varones. 


 

Clubes Regionales en camino a la Copa Federal
El fin de semana pasado se dio inicio a la primera edición del Torneo Regional Amateur Femenino, competencia que cuenta con la participación de tres equipos de la Lifune (Pacífico, Deportivo Rincón y Confluencia) y uno de la Liga Confluencia (Club San Martín, de Cipolletti). El certamen otorgará un pasaje a la Copa Federal de AFA. 
Se trata de un paso histórico para los clubes regionales, que tienen la oportunidad de codearse con elencos de otros puntos del país en caso de avanzar de fase. Estos roces demandan una mayor exigencia y se espera que redunde en un crecimiento de las ligas regionales y que, a su vez, genere un mayor interés aún por parte de jugadoras jóvenes que hoy se desempeñan en torneos amateurs. 

 

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