Luego de la sanción de la Ley Bases, que me parece el caso de corrupción más impune de la historia del país, cada discusión menor de tal o cual proyecto ligado a la fuga de los recursos es parte menor de un plan de saqueo integral que no se vive de los tiempos de la colonia o quizás se asemeje bastante a la “década infame”, por su plan de entrega y por sectores económicos y familias oligárquicas que gobernaban y gobiernan siempre.
Para sostenerse en esa entrega, las provincias y gobernantes hacen sus negociados. Las empresas de servicios mineros y petroleros tienen lazos familiares con parte de la clase o casta política gobernante. La oposición se llama a silencio y el Poder Judicial es el sostén de la corrupción institucionalizada, además de haber sido el brazo ejecutor del despojo territorial de las comunidades indígenas, hoy también principales afectadas y violentadas para sostener un modelo capitalista de consumo desmedido a costa del territorio, el agua y las vidas.
Este proceso extractivo colonizador es posible porque también hay una decisión de la clase política mayoritaria, que avala el pago de una deuda externa que históricamente ha sido fraudulenta.
El extractivismo multinacional genera las condiciones sociales, económicas y legales (se modifican constituciones, modifican leyes de tierras y escriben leyes ómnibus, decretos inconstitucionales y leyes bases) para el saqueo. El extractivismo tiene características que lo acompañan siempre: la corrupción, la quita de derechos y de libertades. Por ello, es profundamente antidemocrático y además acude a la violencia en toda su dimensión: violencia económica, violencia política, violencia institucional, violencia mediática y violencia simbólica. Si alguien analiza un poco esta situación, se dará cuenta que estamos en un sistema dictatorial. Y así como afirmó Santos Saavedra, presidente de la Ronda Campesina de Perú en Latinoamérica, se comienzan a ver gobiernos dictatoriales disfrazados de democracia.
Esta es la verdadera esencia de la actualidad. En nuestro país, no se discute el proceso de producción compatible con la tierra y que tenga en cuenta la crisis climática, que lleva al mundo a vivir situaciones extremas. Sólo se pelea para seguir contaminando y sacando más rápido la riqueza del país, para continuar sosteniendo los modos de vida de los países colonialistas de siempre.
En este panorama, las comunidades indígenas de Abya Yala o Latinoamérica continuamos rechazando en nuestros territorios comunitarios la implantación de un sistema extractivista que mata a todas las vidas.
- Orlando Carriqueo – Werken del Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro