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GREMIALES OPINIÓN POLÍTICA

¿La educación puede esperar?

Hace dos meses, la aprobación de la ley del presentismo docente inició un conflicto educativo que se fue transformando y tomando características cada vez más serias, complejas y de difícil resolución. Lo que comenzó siendo un premio/castigo para las y los docentes que van siempre a las escuelas se convirtió en una puja descarnada para alcanzar el disciplinamiento del colectivo docente; dicho de manera más sencilla y precisa, para que NO haya más paros y se terminen las disputas/luchas del sector. Si bien esta intención estuvo implícita desde el comienzo, se presentó enmascarada bajo el pomposo eufemismo del Adicional para el desarrollo profesional docente.

El debate legislativo de la semana pasada, luego de la frustrada reunión entre las partes, puso sobre la mesa los verdaderos motivos de las acciones de las y los legisladores que votaron la ley: castigar las medidas de fuerzas presionando con descuentos en el depreciado salario docente. La banalidad de los argumentos esgrimidos en el debate legislativo resulta una lastimosa muestra del desinterés por la educación de niños, niñas, jóvenes y adultos de la provincia de Neuquén. Pareciera que el “neuquineizate” implica un “doblegate” a la nueva cultura que intentan imponer en la educación neuquina. A primera vista, esta posición no se presenta homogénea en los distintos niveles del Gobierno. Mientras que desde el Poder Ejecutivo se afirma que la educación es un derecho, los bloques legislativo mayoritarios, de variada pertenencia partidaria, trabajan para declararla un servicio, lo que implica que las y los docentes no puedan hacer más paros.

Desde el inicio, el Gobierno optó por la estrategia de esperar la caída de las medidas de fuerza sin importar cuánto tiempo podía durar. Por intervención de la Defensoría de la Niñez, se vio obligado a convocar a la mesa de negociación y presentar una propuesta, que fue rechazada en forma contundente por las asambleas docentes.

El debate educativo en Argentina, y en particular en la provincia de Neuquén, tiene una nutrida historia, siempre marcada por la participación democrática y la significación política pedagógica de sus definiciones. Grandes pedagogos orientan y fundamentan las prácticas cotidianas en las escuelas, atravesadas por el pensamiento crítico, la problematización de la realidad, la historicidad de los procesos sociales, la relación con el ambiente, la ESI, la inclusión educativa, la no discriminación. Estos son sólo algunos de los ejes que cotidianamente están presentes en el devenir del vínculo docente, estudiantes y conocimientos. A esta altura del conflicto, cabe pensar que no se tuvo en cuenta que habría una posición crítica y de resistencia a la ley sancionada. Seguramente una gran parte del colectivo docente, en su fuero íntimo, esté tensionado por la disyuntiva de ocuparse y atender, una vez más, la continuidad de las clases, ante la falta de diálogos y de propuestas para resolver el conflicto.

La educación y las y los docentes lejos están de recibir el tratamiento que se le da a otros sectores y actividades de la provincia, que en muchas ocasiones se les solucionan los reclamos en forma rápida y sin condicionamientos. En el caso del conflicto por el presentismo, el Gobierno decidió que la educación de 250.000 infantes, jóvenes y adultos neuquinos puede esperar … ¿Puede esperar?  Los poderes legítimos del Estado de la provincia tienen la respuesta y la potestad para concretizar las acciones que resuelva la situación.

  • Por María Rassetto – Profesora Consulta – Universidad Nacional del Comahue

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