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INTERÉS GENERAL OPINIÓN

El Gobierno y las deudas con Salud

Evaluar los resultados de una gestión al concluir el primer año de la misma nos conduce, obligadamente, a considerar las promesas o compromisos que se manifestaron antes de iniciarla.

El Sistema Público de Salud se encontraba, al iniciarse la actual gestión, en una situación de marcado deterioro generado por la nefasta política desarrollada por el anterior Gobierno. Este deterioro tenía, como causas primordiales, una política de desvalorización del recurso humano profesional, que condujo a una perdida marcada y constante del mismo, y a una creciente política de interacción público-privado generadora de una transferencia de actividades y recursos al sector privado, que perjudicó notoriamente a nuestro sistema. Esto llevó a una pérdida progresiva de su capacidad para brindar una respuesta adecuada y de calidad a las necesidades de salud de la población.

Ante esta realidad, los discursos durante la campaña electoral, tanto del gobernador Rolando Figueroa como así también los de su principal referente del área de salud, la Dra. Luciana Ortiz Luna, hicieron hincapié sobre esa situación y sus principales promesas estuvieron dirigidas a remarcar que se iban a generar las acciones para revertir los motivos que desencadenaban la misma.

El actual gobernador, en repetidas ocasiones durante la campaña, hizo mención a que su gestión priorizaría el trabajo para recuperar nuestro sistema de salud. Puntualmente, en el discurso de asunción en la Legislatura dijo: “Otro de los ejes de nuestra gestión será recuperar nuestro sistema de salud, que alguna vez fue orgullo”. En esa misma oportunidad agregó que Salud “hoy se encuentra en un momento crítico con faltante de recurso humano y con numerosos ingresos sin formación”. Remarcando, además, que “no podemos permitir que los neuquinos esperen en la calle, sentados en reposera para obtener un turno. Tenemos que saldar esta enorme deuda que tenemos con el pueblo neuquino”. Ortiz Luna también puso énfasis en la falta de recurso humano profesional en los distintos eferentes del sistema y la dificultad que esto conlleva para la atención de la población. Manifestó que veía “un panorama de salud muy complejo”. “El Estado tiene que estar fortalecido, de manera de ofrecerle a la población la posibilidad de tener una salud acorde”, expresó en aquella ocasión. También, repetidamente, se manifestó sobre de la Ley de Carrera Profesional. En una oportunidad sostuvo que “a la ley de carrera profesional hay que apoyarla, hay que impulsarla” y posteriormente remarcó que había “que escuchar y respetar a Siprosapune porque sabe cómo nadie lo que pasa en el Sistema de Salud”.

Pues bien, lamentablemente, al completarse un año de gestión la realidad se contrapone absolutamente a esas promesas. Las imágenes vistas en los últimos días de colas interminables para conseguir un turno en especialidades básicas en el Hospital Heller, dificultad para conseguir turnos que, por otra parte, se presenta en tantos otros efectores del sistema, demuestra a las claras que el deterioro en la prestación de salud no ha mejorado para nada, al contrario, continúa empeorando. Estos hechos nada tienen que ver, como pretende atribuirlo la propaganda oficial, con un problema generado por una aplicación para suministrar turnos de la plataforma ANDES. Esto obedece, sin lugar a ninguna duda, como claramente lo reconocen aquellos que suministran los turnos en las ventanillas, al déficit de profesionales. Este, es el verdadero y principal problema que tiene nuestro sistema de salud para recuperar su capacidad de brindar una adecuada prestación de salud. El sistema debe contar con cantidad suficiente de profesionales capacitados, que se sientan estimulados a querer permanecer dentro del mismo para desarrollar completamente su tarea. La desvalorización, como siguió ocurriendo durante este año, de la modalidad de Dedicación Exclusiva, pilar para un sistema que pretenda crecer y desarrollarse, atenta fuertemente contra ello.

La Ley de Carrera Profesional que, según las promesas de campaña, debía ser impulsada y apoyada, no tuvo un solo espacio de discusión a lo largo de todo el año. Por el contrario, y con absoluto desconocimiento de la misma, fue ninguneada por el ministro de Salud.

La escucha y el respeto a Siprosapune, para abordar los problemas que hacen a la crisis del sistema, brillaron por su ausencia. El énfasis, cada vez mayor, puesto en la interacción público-privado favorece la transferencia de profesionales hacia el sector privado y estimula la llegada desde el privado al público de profesionales con horarios muy acotados de trabajo dentro del sistema público, sin compromiso real con el mismo ni con la tarea de equipo, y para los cuales el hospital o el centro de salud constituye sólo un lugar más dentro de su pluriempleo. Esto, puede serle de utilidad a los intereses individuales de esos profesionales, puede también servirle al Gobierno para intentar disimular la realidad del déficit de profesionales, pero no le sirve al sistema para recuperar su calidad en las tareas de prestación de salud, ni para frenar su deterioro.

Como balance, a un año de gestión, las promesas de que se iban abordar y modificar las verdaderas causas que han debilitado a nuestro sistema para fortalecerlo y permitirle recuperar su plena capacidad de brindar una prestación de salud adecuada y de calidad, fueron sólo vanos discursos electoralistas.

La revalorización de nuestro sistema público para garantizar el derecho a la salud de la población continua en la columna de las deudas.

 

  • César Dell’Ali – Médico clínico del Sistema Público de Salud

 

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