Un hecho sin precedentes estamos viviendo en Neuquén. Cuando ya nada podía asombrarnos aparece en nuestro escenario local el “affaire”, Gloria-Pablo-Nadia. Con una comunidad recién despertando de los increíbles casos de las tarjetas y los planes de ayuda sociales, con los que se “ganaban” la vida algunos dirigentillos del ámbito gubernamental, aparecen los resplandores de una nueva maniobra de corrupción que enloda a toda la farándula política vernácula.
La mezcla de gobierno, política y religión genera un nuevo sentido de frustración de nuestra población, acostumbrada a los cotidianos récords de producción de Vaca Muerta. Este nuevo y agitado sainete generado por la suspensión, por ahora, de la vicegobernadora, Gloria Ruiz, mantiene a la toda la población en vilo esperando, todos los días, un nuevo capítulo de este tragicómico sainete. Con nuevos actores incorporados y nuevas consecuencias para el ya gastado ánimo ciudadano que no puede creer que se diriman estas cuestiones con nuevos delitos, pero con siempre la misma víctima: ¡la gente!
¿Quién se apiadará del muy escaldado ánimo de nuestra comunidad? Tendremos alguna vez un veredicto de culpabilidad de la Justicia? Antes que se cristalicen las cataratas de opiniones (los que tienen toda la información existente), sentencias (todos aquellos que, haciendo gala de un perfecto sentido político-jurisdiccional, ya han sentenciado, definiendo culpas, responsabilidades y futuros de cada uno de los involucrados), intereses (todos lo que viven del carancheo informativo que pone en evidencia no sólo el corazoncito del comunicador, sino los intereses de las empresas periodísticas que operan en el medio).
¿Cómo quedará el espíritu democrático de nuestra sociedad con tanto despilfarro de creatividad delincuencial? Como los verdaderos ciudadanos de bien (no a los que Milei menciona, cada vez que no sabe a quienes representa) podremos recuperar el viejo mito que nos legó un hombre como Raúl Ricardo Alfonsín: los problemas de la democracia se resuelven con más democracia.
¿Quiénes serán entonces los neuquinos de bien, ahora? ¿Cómo deberemos hacer para que, los partidos de raigambre popular, puedan generar propuestas políticas que no nos remitan a las paginas policiales de los medios de comunicación? ¿Quedará gente sana y honesta que se meta en el lodo del espectáculo político institucional? ¿Quiénes estarán dispuestos a “tirar sus honras a los perros” ante la solidaria tarea del bien común? ¿Estaremos (a propósito) en la antesala de las extinciones de los próceres futuros que huirán despavoridos ante la posibilidad de asumir cargos expuestos a la acusación o la sospecha de corrupción?
¿No será esta una maniobra de los conocidos CEOS de los grupos empresariales? ¿Qué profesional silenciosamente nos desplumara de toda capacidad de interesarnos en el bien común, resolviendo las necesidades de aquellos postergados? ¿Dónde quedarán los discursos de igualdad de oportunidades, de meritocracias, de desarrollo social ascendente?
A esta agotadora, trágica y cruel realidad actual le deberíamos oponer nuestros ejércitos de los cielos rasos, que son más terrenales y abundan en los barrios populares, en las universidades públicas, en los centros de jubilados, en los comedores comunitarios, en los centros sociales barriales, etc., etc. Vamos a tener que ir a buscarlos allí, ¡NO HAY OTRA!!
- José “Pino” Russo – Integrante del Movimiento de Acción Política (MAPO)