“Vivimos con permanente temor, hay una vulneración de derechos muy fuerte. Una muestra son las compañeras que han echado a lo largo de toda la Argentina. Yo estoy con un problema en la rodilla y no quiero faltar al trabajo porque tengo miedo que me echen. Me hace acordar al 83, que a pesar de la democracia seguíamos siendo perseguidas, volvemos al mismo lugar de siempre: perseguidas por un gobierno que no es empático, no le importa los viejos, los heterosexuales, sus pares. En Buenos Aires caen como moscas por el crudo invierno ¿qué les va a importar nuestras vidas?”, afirma Luján Acuña, hacia el final de la entrevista. Atiende el celular después de salir de su trabajo en el CAM, en el Ministerio de Salud. Hace 9 años está en atención primaria de la salud dentro del departamento de Salud Sexual y Reproductiva.
“Soy la referente de transexualidad y género dentro del ministerio”, explica y recuerda que la primera intervención que tuvo fue sugerir que en el sistema informático “Andes” se consigne el dato de “nombre autopercibido”. También fue parte de la formación del primer consultorio Trans de Neuquén Capital, entre muchas otras acciones a lo largo de su activismo. “En 1985 me recibí de enfermera de la provincia de Neuquén, trabajé 3 años en el Estado, por ser quien era me hicieron tanto grooming laboral que me forzaron a irme. Me fui del hospital con una mano atrás y otra adelante, siendo una triste india de acá de Neuquén, sin derechos, sin peleas, sin nada. No me volvieron a llamar hasta el 2014. Después de la Ley de Identidad de Género había que dar el ejemplo con las compañeras, entonces me puse a estudiar acompañante gerontológica y ahí me vuelven a convocar del programa Red Proteger”, cuenta Luján.
El temor no es en vano. Parte de las políticas del Gobierno de ultra derecha de Javier Milei es vaciar, cerrar, reducir y desfinanciar áreas y programas vinculados a los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTBIQ. Dentro de esas medidas se incluyó al cupo laboral trans. Hace unos meses decenas de personas trans fueron desvinculadas de sus trabajos en el Estado, logrados gracias a la aplicación de la Ley nacional 27.636 de Cupo Laboral Travesti Trans. Recientemente, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo falló a favor de ATE con una medida cautelar para la reincorporación de esos puestos de trabajo.
“Desde que asumió Milei se frenaron los ingresos y hubo despidos. A través del trabajo articulado con abogados logramos que no perdieran sus puestos de trabajo”, explica Tatiana Breve, referente de ATTTA Neuquén. Según sus datos, dentro de las reparticiones nacionales en la provincia hay 5 personas trans trabajando: dos en Parques Nacionales, una en el Ministerio de Trabajo, una en Vialidad Nacional y una en el Banco Nación.
Tatiana es trabajadora no docente de la Universidad Nacional del Comahue y secretaria de Derechos Humanos y Géneros del gremio APUNC. También fue trabajadora sexual “sin derechos”, aclara, “por eso busqué otro trabajo registrado y hoy soy trabajadora no docente de la Universidad, donde también me pude sindicalizar”.
En la provincia no existe una ley de cupo laboral trans. Luján remarca que “las adultas, las viejas, nos encargamos de que estuviera el cupo. En Provincia entramos antes de las leyes de cupo, por activismo, por hablar, por quejarnos. Y ahora nos toca hacer desde este lugar”, dice. Tatiana suma que “el Gobierno provincial ha incorporado a su planta permanente pero no cumpliendo un determinado cupo. De hecho, en la Subsecretaría de Diversidad, el 78% de los trabajadores son personas hetero cis, había 4 o 5 personas trans y hoy hay una sola. La Subsecretaria de Diversidad se convirtió en una subsecretaría de heterosexualidad”.
La versión oficial es más edulcorada. La subsecretaria Luz Blanco asegura que “en la estructura gubernamental de la Provincia se encuentran trabajando personas trans así como personas no binarias. No hay un registro oficial ni exacto, dado que cuando las personas ingresan a prestar servicios no son consultadas por su identidad de género. Esa clase de indagación comprende un acto discriminatorio que atenta directamente a lo establecido en el artículo 12 de Ley 26.743 de Identidad de Género”. Además, sostiene que dentro de la subsecretaría hay tres personas trans trabajando.
En la ciudad de Neuquén existe, desde 2020, la Ordenanza 14.084 por la cual el Estado municipal debe ocupar a personas travesti/trans con un cupo del 1% sobre su planta permanente. Está habilitado un registro de postulantes con un formulario que puede llenarse de manera online; sin embargo, no hay datos publicados ni oficiales sobre la cantidad de personas inscriptas o sobre cómo se cumple con esta ordenanza. Tatiana asegura que “las personas que ingresaron a las distintas áreas de la Municipalidad no llegan a cumplir ese 1%, de hecho, hay personas que renunciaron porque no se logró un acompañamiento integral. Una compañera que trabajaba en el Concejo Deliberante renunció producto de las violencias y hostigamiento que recibía, también quienes trabajaban en algunas secretarías de Diversidad renunciaron por la falta de acompañamiento”.
Luján remarca que lo sucedido en el Concejo Deliberante es una muestra de la “opresión que hay sobre la transexualidad. Se tuvo que ir porque no lo soportaba, se sentía discriminada, observada, marcada. Cuando vos estás parada en una esquina o estás en la calle ya sabás que te van a tratar de puto o de determinada manera y vos te defendés. Pero frente a un empleo registrado, a tanto protocolo en estos espacios, te sentís desarmada”.
“No sólo falta ofrecernos la oportunidad de trabajo sino reeducar socialmente, reeducarnos a nosotras también personas que vivieron de la prostitución muchos años de su vida, donde vos sos tu jefa, tu reloj, tu propia empresa. Es un trabajo en conjunto que hay que realizar, no sólo es sacar una chica de la calle y ponerla a trabajar y no tener nada que hacer, porque eso también es violencia”, cuestiona Luján sobre la realidad del trabajo de personas trans en organismos estatales.
La ordenanza de cupo laboral trans “Yanina Piquet (en homenaje a una de las primeras activistas trans de Neuquén fallecida en 2011), establece en su artículo 4 la obligatoriedad de realizar campañas de visibilización, concientización e inclusión de la comunidad trans. “Se necesita capacitación permanente si quieres hacer una inclusión real para las personas travestis, trans no binaries. Capacitaciones in situ, en servicio, a los mismos compañeros, es un trabajo de hormiga”, destaca Luján.
Dignidad por prestigio
Las normas que establecen cupos permiten generar espacios para personas que de otra manera no podrían acceder a un empleo, a cargos electivos, a espacios de decisión. En el caso de la población trans, contar con leyes que obliguen a los estados a tomarlas como empleados o empleadas es un acto de reparación.
“La importancia del trabajo registrado para las personas trans es la misma que para cualquier otra población, reconocemos al trabajo como un ordenador social y el trabajo registrado como un conjunto de beneficios que hacen que la calidad de vida, en particular de las personas trans que tenemos una perspectiva de vida tan baja, de 35 a 40 años, sea mejor”, afirma Tatiana.
Por su parte, Luján señala que prefiere hablar de prestigio en vez de dignidad del trabajo: “¿Por qué cada vez que hablamos de transexualidad se la vincula a la dignidad? Porque sigue siendo un prejuicio de la sociedad que se tiene con respecto a nuestras vidas. Si yo siendo puta era digna también, nunca dejé de ser digna. Nunca pedís para la heterosexualidad un trabajo digno, entonces prefiero hablar de prestigio, eso te da el trabajo: la capacidad de acceder a todo lo social”.
