A partir del Mundial de Sudáfrica 2010 se vivió un boom futbolero que tuvo como protagonistas a una nueva generación de mujeres, actualmente entre los 30 y los 40 años, que dejaron de lado los prejuicios y se calzaron los botines.
Claro que en ese momento una liga de fútbol femenino era algo impensado en la región, pero comenzaron a disputarse las primeras competencias amateurs en el país y rápidamente estas experiencias comenzaron a replicarse en la región. Paralelamente, fueron varias las escuelas infantiles barriales que sumaron a chicas a sus equipos, hasta ese momento mixtos.
El cambio generacional fue fundamental en ese sentido, ya que las jóvenes venían desprovistas de viejos prejuicios y dispuestas a hacer lo que les generara disfrute.
A partir de entonces los ya históricos torneos amateurs de fútbol comenzaron también a replicarse en la categoría femenina. Actualmente, en el Alto Valle de Neuquén y Río Negro, son más de 20 las competencias de mujeres por fuera de las ligas oficiales tanto en fútbol 11, como 8 y 5, superando las 4 mil jugadoras. Entre ellas, se destacan La Liga Fem, Don Pedro, Súper Liga del Valle, Rock and Gol, Torneo Canchas Cubitto, Copa Champions y Confluencia.
Además de estos torneos, en la actualidad es muy común que las canchas de fútbol sean alquiladas por grupos de mujeres. José, encargado de unas conocidas canchas de césped sintético de la vecina ciudad de Cipolletti, asegura que si bien esto sucede hace ya aproximadamente una década, la demanda por parte de las chicas ha aumentado en los últimos años, post pandemia. “Todo el tiempo hay partidos de chicas. Hay semanas que tenemos la misma cantidad de alquileres de chicas que de chicos y varias ya tienen días y horarios fijos”, afirma.
Otra realidad de estos tiempos, también subrayada por José, es el de los partidos mixtos. “Juegan muchos entre chicos y chicas. A veces son amigos y vienen a reírse, pero también partidos mixtos que se ponen serios, que se juegan en serio”, recalca.
Abran cancha a las chicas, que el fútbol femenino llegó para quedarse.
