En tiempos de atomización e individualismo extremo, donde likes efímeros calman o disparan la ansiedad que desbarajusta la psiquis, la invitación a un encuentro cara a cara, con lectura, charla y música se recibe como un regalo.
“El barro, los días y un poema japonés” es el primer libro de poesía del periodista Esteban Floriano. Publicado por la Editora Artesanal Charco, se trata de un libro objeto, hecho íntegramente de manera artesanal, con ilustraciones de la artista plástica Manuela Floriano Carrasco, quien es, además, su hija.
“La forma en que interactúan es algo maravilloso y aparte es ver cómo dos generaciones se unen, no sólo por una cuestión de parentesco: es ver cómo hacen para convivir esas ilustraciones con esos textos de una manera muy orgánica”, dijo Laura Aluan Canselo, responsable de la Editora Artesanal Charco, durante la presentación del libro, realizada en Bukowski, un bar de la ciudad de La Plata cuyas paredes están cubiertas de discos, cuadros, esculturas y plantas.
Luego, explicó en qué consiste la idea de “libro objeto”, que caracteriza a la editorial: “Es, para mí, como un juego de buscar los elementos que hacen que, en el caso de este libro, aparente ser una estética oriental pero es una lectura occidental totalmente”, explicó.
Para responder a cómo surgió la idea de publicar su primera obra, Esteban contó que siempre escribió cosas, además de las que le requería su trabajo como periodista, pero ahora sintió que era momento de compartir, algunas de ellas, con otros. “Son tiempos de decir y ampliar, y de activar todo lo que se pueda en el ámbito en el que cada uno desarrolle sus actividades”, reflexionó.
“Lo entiendo como un hecho político también”, amplió, “aunque no sea explícito, la poesía tiene esa cosa –que yo la descubrí de grande, pero me parece alucinante- que es otro lenguaje y otra forma de decir las cosas. Pero es decir las cosas”, remarcó.
Manuela nació en Cipolletti hace 23 años y desde 2022, vive en La Plata. Es Licenciada en Artes Plásticas y fue la encargada de ilustrar un libro donde las imágenes no acompañan al texto sino que crean sentido. “Un poco intenté reflejar mi estética y mi identidad en las ilustraciones”, contó y agregó que las imágenes “fueron surgiendo a partir de la lectura de los poemas de mi viejo y, a su vez, tienen su propia narrativa, en paralelo. Esa fue un poco la idea, que la estética no sea tan literal”.
Padre e hija escriben, en la actualidad, una historia de caminos que se alejan, se acercan y se vuelven a alejar. “Yo soy del conurbano bonaerense. Viví la mitad de mi vida en el sur, en Neuquén, y Manu hizo el camino inverso: nació allá y ahora vive acá´”, describió Esteban. Pisan el mismo suelo, aunque en tiempos distintos. Entre las páginas de este libro objeto, hay un sobrecito que contiene un puñado de tierra roja que trajeron de la barda.
La presentación del libro tuvo también un momento musical, donde Daniela Stucan cantó a Spinetta y a Charly, acompañada por Santiago Coria, en el teclado. Entre canción y canción, fue desgranando las estrofas del último poema del libro. Música, charla, lectura. Tres elementos que sostienen la vida. Como el barro.
Y SI ES QUE VAMOS EN FILA
a ciegas
por una rampa que baja
sin remedio
hacia un misterio abismal.
Y si es que andamos vacilantes
pero creyendo que no
tan en simultáneo como un gerundio eficaz.
Y si es que la fiesta ocurre sin nosotros
porque el auto se rompió
o la intriga se nos volvió jirones
de tanto desencuentro.
Y si es un engaño esa ambición de volar
-de arrastrarse siquiera-
por calles de álamos
sin desmontes
ni loteos con planos aprobados.
Será que perdimos las contiendas
y los abrazos y las canciones
que desdoblaban el silencio.
Habrá que volver a contemplar
sin recelos
más allá de la penumbra
habrá que reunir las partes
otra vez
encender la luz
y empezar de nuevo.