El Frente Amplio ganó las elecciones presidenciales en Uruguay. El profesor de Historia e Intendente de Canelones, Yamandú Orsi quedó primero en la compulsa para el balotaje que se realizará el 24 de noviembre. Con el casi 46% de los votos, no alcanzó a superar el 50% más uno, exigido por la Constitución Nacional para ganar en primera vuelta. Segundo quedó el candidato del oficialista Partido Nacional, el veterinario Álvaro Delgado, “mano derecha” del actual mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou. El tercer lugar, con un 17%, fue para el joven abogado Andrés Ojeda, candidato del Partido Colorado, quedando a 14 puntos del segundo.
En ambas cámaras legislativas también triunfó el Frente Amplio. En la Asamblea General, equivalente a nuestro Congreso, se alzó con la mayoría absoluta. Tendría 48 bancas el FA, 29 el Partido Nacional y 17 el Partido Colorado. Mientras que en el Senado el ganador se quedaría con 15 senadores y 14 la oposición. Carolina Cosse, quien conformó la fórmula con Orsi, se desempeñaría como Vicepresidenta y Presidenta del Senado en caso de ganar en segunda vuelta. Ella desempataría con su voto cualquier disputa.
El actual presidente, Luis Lacalle Pou, se va con una imagen positiva del más del 50% y Yamandú Orsi ha ganado en primera vuelta por más del 40% de los votos. Estas dos situaciones, tomando estadísticas de elecciones anteriores, han condicionado el triunfo en segunda vuelta. Esto indica que el ballotage será muy parejo y no da certeza de triunfo a ninguno de los dos postulantes a la presidencia. Queda claro que el Frente Amplio tiene condiciones más favorables de gobernabilidad, contando con mayorías en ambas cámaras legislativas.
Uno de los errores que indican algunos analistas políticos en la estrategia electoral del Frente Amplio es que se había fijado una vara muy alta, con la certeza de ganar en primera vuelta. Si bien, comparándola esta elección con la anterior, que estuvo por debajo del 39% (ahora el 46%), el incumplimiento de expectativas mayores hace perder ímpetu y fuerzas para la etapa electoral que viene. Situación similar sufrió Lula Da Silva en las últimas elecciones frente a Bolsonaro.
De las 2.699.967 personas habilitadas para votar, el 89,1% de ellas concurrieron a las urnas. Más de 537 mil orientales viven en el exterior (212.000 en Argentina), por lo que de acuerdo a lo establecido por su sistema electoral no pudieron votar. Uruguay es el país de América Latina que más compatriotas ha expulsado de su territorio. Esto obedece a que su modelo económico agro exportador no satisface la demanda laboral, obligando al exilio económico a una buena parte de su población.
El país ha tenido en los últimos años un crecimiento de inseguridad, cruzado con situaciones escandalosas de vínculos entre funcionarios de gobierno y narcotraficantes. La economía tampoco está en su mejor momento. Preocupa el ascenso de la pobreza (9%) de la mano con el aumento de desocupación.
Las propuestas de los candidatos enfilados para la segunda vuelta no contienen grandes diferencias. Si bien el delfín de Lacalle Pou es un hombre de derecha, la imagen de popularidad del actual presidente lo saca del encasillamiento de conservador. Del otro lado, Yamandú Orsi es considerado un político moderado, característica que favoreció su triunfo en la interna del Frente Amplio ante Carolina Cosse, intendenta de Montevideo, quien se presenta como una figura más radicalizada. Lo disruptivo, las posturas radicalizadas, no tuvieron lugar en este contexto electoral. Prueba de ello fue el resultado electoral del conservador Partido Colorado, que paradógicamente ha propuesto medidas radicales, transformadoras, con el joven disruptivo abogado Andrés Ojeda, promoviendo su candidatura desde un gimnasio.
Las elecciones presidenciales y legislativas fueron acompañadas por dos plebiscitos, que representaron los factores más polémicos de la campaña. Uno relacionado con una reforma de Seguridad Social, que contemplaba bajar la edad jubilatoria, equiparar jubilaciones mínimas al salario mínimo y eliminar las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional. El otro plebiscito era habilitar los allanamientos nocturnos, prohibido por el artículo 11 de la Constitución uruguaya. Tuvieron una adhesión del 39% y 41% de los votos, motivo por el cual ninguno de los dos se consideró aprobado por no lograr más del 50% de los votos.