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POLÍTICA

Un crimen que enciende alarmas, en un clima negacionista

El asesinato de Susana Montoya, la mujer de 74 años esposa de Ricardo Fermín Albareda, quien se encuentra desaparecido, y madre de Fernando Albareda, militante de la Agrupación HIJOS Córdoba, enciende un alerta por la escalada de la violencia política que se viene profundizando desde diciembre, con la asunción del Gobierno de La Libertad Avanza.

El crimen se da a pocos días de la visita de diputados de LLA a genocidas condenados por delitos de lesa humanidad y del surgimiento de proyectos que buscan otorgarles la libertad. Y se suma a agresiones que militantes de organismos de derechos humanos vienen denunciando en los últimos meses, y a las amenazas que ella y su propia familia recibían de manera cotidiana.

El esposo de Montoya era un subcomisario de la División Comunicaciones de la Policía de Córdoba que militaba clandestinamente en el PRT-ERP y que el 25 de septiembre de 1979 fue secuestrado por una patota del Departamento de Inteligencia de la Policía (D2) y llevado al centro clandestino conocido Casa de Hidráulica en cercanías del dique San Roque y Villa Carlos Paz. Allí, Albareda fue torturado y continúa desaparecido.

Fernando Albareda fue quien encontró asesinada a su madre Susana Montoya en su casa. Él es empleado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y durante 2023, a través de un convenio entre la Secretaría y la Policía cordobesa, dictó cursos y charlas a los cadetes aspirantes en fuerza, relacionados a la Protección de Testigos.

En diciembre pasado, mientras terminaba el ciclo lectivo de los aspirantes a policías, en la casa de Fernando Albareda, en barrio Villa Cabrera, aparecieron carteles con amenazas: “Sos hijo de terrorista. Se terminaron los amigos de la Policía”; “No vayas más a la escuela ni a Jefatura” o “te vamos a juntar con tu papito”. 

Ahora, junto al cuerpo de su madre, habrían dejado otro texto:  “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”. En declaraciones a prensa, Fernando ratificó que sufre amenazas a diario y dijo “yo pensé que se iban a quedar en amenazas, que no iban a pasar ese límite. Pero mi mamá siempre tuvo miedo y me lo transmitía”.

 En diálogo con Todo el mundo sabe, por Aire 99, Emilio Pihen, integrante de  HIJOS Córdoba, ratificó que Fernando viene siendo amenazado desde el año 2008, cuando comenzó uno de los juicios por delitos de lesa humanidad realizados en esa provincia, “pero la que recrudeció todo fue la amenaza que recibió en diciembre del año pasado, o sea hace un poco más de seis meses, en su domicilio donde decían que dejara de concurrir a la Escuela de policías, donde él da charlas sobre derechos humanos, y que dejara de concurrir a la Central de policías de Córdoba, hijo de terroristas, etcétera”.

Pihen agregó que “lo que viene sucediendo a nivel nacional es que desde diciembre a esta parte, tiene que ver con la amenaza a Fernando, con las amenazas virtuales a una compañera de Rosario, con la agresión  que sufrió nuestra compañera Sabrina en Buenos Aires el 4 de marzo, cuando dos personas entraron a su domicilio, la golpearon y escribieron ‘Viva la libertad carajo’ en una de las paredes. Hay un cúmulo de situaciones donde básicamente lo que impera es la impunidad porque en ninguno de los casos que he mencionado hay algún imputado detenido”.

En el marco de los graves hechos ocurridos en Córdoba,  HIJES Alto Valle convoca a una conferencia de prensa este miércoles 7 de agosto a las 10 en el Salón Blanco de AMUC.

Más de una hipótesis

La investigación del crimen de Susana Montoya está a cargo del fiscal Juan Pablo Klinger, quien sigue más de una línea de investigación.  Por un lado, la amenaza en una de las paredes de la casa del barrio Ampliación Poeta Lugones, en la Capital provincial, donde fue asesinada la mujer. Por otra parte, en declaraciones periodísticas Fernando aclaró que los accesos a la casa materna no habían sido violentados, lo que hace suponer que la víctima conocía a su agresor o agresores.

Según publican medios nacionales, las conclusiones preliminares de la autopsia sobre el cuerpo de Susana Montoya, establecieron que han confluido un traumatismo de cráneo y la asfixia mecánica por estrangulamiento como causas de su fallecimiento.

En otro orden, Fernando, que se constituyó como querellante en la causa, también divulgó que su madre estaba por cobrar un dinero producto de la reparación histórica por la desaparición de su padre y “ella empezó con una preocupación muy grande cuando salió publicado lo que le iban a pagar en función del legajo histórico de mi padre”.

 

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