Neuquén, la tierra de oportunidades, se convirtió en el principal destino de la migración interna en la Argentina, recibiendo a miles de nuevas familias todos los meses, con un crecimiento poblacional de más del 32 por ciento tan sólo en la última década. La calidad de vida y las múltiples posibilidades laborales, principalmente vinculadas al petróleo, generaron un boom de interés ciudadano que continúa hasta estos días. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y espinosa tanto para los recién llegados como para los neuquinos y las neuquinas que buscan sobrevivir en la tierra de Vaca Muerta. Y el principal escollo, que angustia a miles de familias, es la imposibilidad de acceder a un techo digno.
La proliferación de asentamientos irregulares, tomas, o barrios populares, son una consecuencia directa de la falta de planificación estatal. Neuquén es un lugar caro para vivir y acceder a la tierra se vuelve un privilegio para muy pocos. Lo mismo sucede con los alquileres, situación agravada aún más por la desregulación imperante en el mercado.
“Acá hay trabajo; acá se gana bien; acá se vive bien”, se escucha en voz de los recién llegados. Y no es mentira. Neuquén tiene potencial, Vaca Muerta genera trabajo, regalías, inversión. La calidad de vida en estas tierras supera a la media nacional, según los registros oficiales del último censo 2022. Pero, acceder a una vivienda digna se convirtió en un privilegio para cada vez menos familias. Es que el derrame petrolero no enriquece a los sectores populares, sino todo lo contrario. Les cae como un mazazo a todos aquellos que quedan al margen de esa actividad, generando cada vez un mayor número de excluidos.
La desigualdad se profundiza y es, en definitiva, lo que termina por sepultar las ilusiones de muchas familias. Ahí es donde se debe hacer presente el Estado, tan vilipendiado en estos tiempos, para garantizar a todos y todas tierra, pan y trabajo. Si eso no es una prioridad como Nación, estamos condenados al fracaso.
¿Cómo acceder a una vivienda digna?
Los caminos para tener una vivienda digna son tres: comprar una ya construida, alquilar o construir. De las tres, el alquiler es la opción más a mano para la mayoría. El abanico de precios en la capital neuquina es muy amplio, pero en todos los casos los aumentos el último año rondaron el 200%, siendo una carga cada vez mayor para los asalariados, ya que son casi nulas las paritarias que cerraron en torno a esa cifra. Es decir, que los trabajadores y las trabajadoras que tienen la fortuna de tener un empleo, gastan cada vez más parte de su sueldo en alquilar, recortando en otros rubros.
El promedio salarial en Neuquén capital es de 450 mil pesos, pero obviamente las remuneraciones varían según la ocupación. En el caso de los estatales, por ejemplo, las categorías más bajas, sin antigüedad ni percepciones extras rondan los 340 mil pesos. Los maestros y las maestras que recién comienzan, perciben salarios de 557 mil pesos, mientras que en el sector mercantil el sueldo neto de un principiante en la escala más baja es de 756 mil pesos, aunque un cajero de supermercado puede llegar hasta 1,3 millones con los adicionales por fin de semana. Los bancarios, en tanto, parten de una base de un millón de pesos, mientras que los petroleros rondan los 2 millones de básico, dependiendo la tarea.
Los empleos formales en Neuquén son bien remunerados en comparación con otros puntos del país, pero la realidad muestra que cerca del 30 por ciento de los trabajos no estatales en la provincia son informales y las escalas salariales en estos casos tiran para abajo el promedio. Paralelamente, en los últimos meses creció como hace mucho no ocurría el número de despidos, según información oficial de la Subsecretaría de Trabajo neuquina.
El alquiler de un departamento de un dormitorio en el centro de la capital neuquina, sin ningún lujo, pero en buenas condiciones de habitabilidad, cuesta entre 300 mil y 500 mil pesos. Claro que, alejándose de la zona comercial, principalmente en dirección al Oeste, los precios bajan hasta un tercio (entre 100 mil y 200 mil pesos); mientras que también existen viviendas muchísimo más costosas, inalcanzables para el promedio de los mortales.
Cuando las necesidades familiares de espacios son mayores y se requiere una vivienda de dos o tres dormitorios, los valores se disparan aún más. Hoy, alquilar un dúplex en zonas linderas el centro neuquino, de dos dormitorios, para una familia tipo, gira en torno a los 800 mil pesos.
De todas maneras, los aumentos de los alquileres implementados en los últimos meses se volvieron muy dispares a diferencia de años anteriores, dejando en evidencia la desregulación del sector. En pocas palabras, hoy cada propietario cobra lo que quiere y arregla a su conveniencia el contrato, siempre suponiendo que el mismo existe.
Ante esta situación, fueron muchos los neuquinos y neuquinas que en los últimos años han optado por migrar a ciudades cercanas como son los casos de Plottier, Centenario, Fernández Oro y Cipolletti, entre otras; donde los precios de los alquileres tienden a ser más bajos, aunque no siempre. -Paralelamente, la suba sideral que los combustibles experimentaron en los últimos 6 meses vuelve poco atractiva esta opción. Si la vida social y/o laboral sigue siendo en Neuquén, lo poco que se puede ahorrar de alquiler yendo a otra ciudad, se termina gastando en nafta.
Propietarios ahora prefieren contratos en pesos
El 2024 trajo una particularidad que afectó principalmente a los inmuebles de primera categoría, aquellos que se alquilan sobre todo en barrios cerrados o muy coquetos de la capital neuquina y alrededores. Y es que, en estos casos, los alquileres estuvieron acordados en dólares desde un principio y, en promedio, rondan los 2 mil dólares. Pero, ¿qué pasó en estos casos? La inflación de los últimos meses fue muy alta y el tipo de cambio se mantuvo estable. Es decir, que los alquileres acordados en pesos subieron de manera significativa, pero los que regían según la cotización del dólar se mantuvieron prácticamente sin variación. Esto hizo que muchos propietarios hayan comenzado a pedir que los contratos ahora se realicen en pesos.
Esta particularidad se mantendrá mientras dure la estabilidad cambiaria, que algunos especulan no será mucho más allá de mitad de año, ya que existen presiones importantes para una nueva devaluación, sobre todo, desde el sector agroexportador.
¿Es posible construir una casa propia?
Acceder de manera legal a un terreno, tanto en Neuquén como en otras localidades de la zona, es muy costoso, aunque en algunos casos los precios se desinflaron a partir del 2020 debido al congelamiento en las ventas. En promedio, el valor de la tierra ronda entre 100 y 200 dólares el metro cuadrado. Esto significa que un terreno de 500 metros cuadrados se puede conseguir a un valor de entre 50 mil y 100 mil dólares. A esto habrá que sumar los costos del proyecto de la vivienda, de la dirección, de la mano de obra, de los servicios y de los materiales, entre otros.
Respecto a la mano de obra, los constructores, en promedio, cobran alrededor de 200 mil pesos el metro cuadrado. Si se suman el resto de los ítems mencionados, el metro cuadrado de construcción alcanza hasta el millón de pesos. Es decir que una vivienda mediana, de 100 metros cuadrados, cuesta en total unos 200 millones de pesos. Y no estamos hablando de un lujo.
La compra de inmuebles, paralizada
La compra de viviendas ya construidas cayó de manera abrupta a partir de 2020, a raíz de la pandemia de COVID-19. Si bien tuvo un amesetamiento, nunca se recuperó y la curva descendente se acentuó en el último año. Esto causó, paralelamente, que bajaran los precios dolarizados, ya que los vendedores no encuentran compradores.
La mayoría de operaciones de compra y venta que se concretan en la actualidad, según aseguran referentes del sector inmobiliario, son casas chicas, dúplex y departamentos de hasta dos dormitorios. Los precios, en estos casos, rondan los 150 mil dólares, aunque varía conforme la ubicación y la calidad de los materiales utilizados. Al cambio actual, esto significa 160 millones de pesos, suma imposible para la inmensa mayoría de las familias neuquinas, más aún, teniendo en cuenta la escasez de crédito existente en la actualidad.
Las inmobiliarias ven con preocupación esta situación, que no es exclusiva de Neuquén y el Alto Valle, sino de todo el país, aunque los números varían dependiendo la región. Reactivar la compra y venta de inmuebles requiere, principalmente, de un contexto político/económico que acompañe el crecimiento del poder adquisitivo del salario y, paralelamente, otorgue posibilidades crediticias accesibles, como fue el caso de los Procrear, que permitieron a miles de familias de clase media acceder al techo propio.
Sin Estado presente, se extienden los barrios populares
El déficit habitacional es una realidad que golpea a miles de familias neuquinas, que son empujadas a la precariedad y a la ilegalidad, y quedan marginadas de la sociedad. Las respuestas del Estado a este acuciante problema son prácticamente nulas o, por lo menos, insuficientes.
Es cierto que existen planes de vivienda y nuevos loteos en Neuquén capital, como los 224 lotes con servicios que se han entregado en marzo último en el Distrito 3, mientras que la Municipalidad anunció el desarrollo de otros 700 nuevos terrenos. Pero la demanda crece a un ritmo vertiginoso en la tierra de Vaca Muerta.
De acuerdo al último informe del Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), en Neuquén capital existen 60 barrios populares, en los cuales viven 9.800 familias, esto es alrededor de 40 mil personas.
Acceder a una vivienda digna, sea propia o alquilada, se vuelve inalcanzable, mientras que el Estado no logra canalizar la demanda habitacional. Los excluidos del sistema buscan alternativas y terminan ocupando terrenos, donde levantan sus hogares de manera precaria, sin lograr cubrir las necesidades más básicas. Esta, es la otra cara de Vaca Muerta, la de los que quedan al margen, los resabios de la explotación hidrocarburífera, los que no sólo no ven una gota derramar sobre ellos, sino que los elevados costos de vida los convierten en nadies.