Una mujer camina hacia el monumento con dos adolescentes, llevan pañuelos verdes: en la cabeza, atado al pelo, rodeado el cuello. Se abrazan. Una niña sostiene una muñeca de pelo azul envuelta en un pañuelo violeta. Sobre los hombros de su mamá un nene mira atento la multitud. Varias infancias corren entre la gente, cantan, aplauden, bailan al ritmo de los tambores. Dos adolescentes caminan de la mano con un cartel en defensa de la ESI. Mujeres mapuche de todas las edades se abren paso con su música, que llevan en el cuerpo. Hay pelucas de todos los colores, paraguas arcoíris, banderas, carteles, glitter, megáfonos, canciones, reclamos y denuncias. El 8M convocó a miles de personas en Neuquén en una marcha que alcanzó las 15 cuadras por el centro capitalino.
“Basta Milei” fue la consigna que juntó a más de 28 organizaciones sociales, sindicales, partidarias, feministas y transfeministas, y también a personas no organizadas que marcharon contra las políticas fascistas, racistas, y violentas del gobierno de Javier Milei.
Desde las 18 el monumento a San Martín comenzó a ser el centro de reunión. Allí tuvo lugar el acto de apertura de la marcha del 8M donde se leyeron los principales reclamos y denuncias acordados en la asamblea feminista y transfeminista de Neuquén. Estuvieron presentes familiares de las víctimas visibles de la violencia de género, ésa que el Gobierno nacional se empeña en negar: Florencia Penacchi (estudiante neuquina desaparecida en Buenos Aires hace 20 años), Luciana Muñoz (desaparecida hace 8 meses en Neuquén) y Silvia Cabañares (víctima de abuso sexual y de femicidio en agosto de 2023).
“Este es un día de lucha para las mujeres trabajadoras, para las que todos los días la peleamos para que este mundo sea un poco mejor, tenemos que seguir luchando, basta de femicidios, justicia por mi hija, que aparezca Luciana”, expresó Flavia Currumil, la mamá de Silvia.
Históricamente el 8 de marzo es una fecha que reivindica los derechos de las mujeres en todo el mundo. Fue establecida por Naciones Unidas en 1977, tomando como antecedente la lucha de las obreras textiles en Nueva York. En 2017 el 8M convocó al primer paro internacional feminista, rompiendo las fronteras territoriales y agrupando en una gran huelga a mujeres y disidencias de todo el mundo.
En Argentina, este año la principal consigna que convocó a miles en todo el país fue enfrentar los discursos y el modelo neoliberal, de ultra derecha, negacionista y fascista del gobierno actual. Además, hubo distintas demandas presentes en carteles, cantos y documentos: la defensa de la ley de Educación Sexual Integral, la importancia de la figura del femicidio en el Código Penal, la pobreza y el hambre que aumenta en los barrios, el repudio a la represión a jubilades, el cuidado y el respeto a todas las identidades de género, entre otras.
La marcha tuvo su cierre en el Espacio Intercultural Graciela Alonso, donde la Multisectorial de Mujeres leyó su documento y entre varios puntos responsabilizó no solo al Gobierno nacional sino también al gobernador Rolando Figueroa por la situación actual, y por aplicar políticas de hambre y extractivistas.
Denunciaron la criminalización de la protesta social y pidieron la libertad de todas las personas presas injustamente por los incendios en la Patagonia. “No dejen que quemen sus bosques para entregárselos a las empresas extranjeras. El feminismo tiene que ser antirracista, anti patriarcal y anti colonial”, aseguró sobre el escenario Daniela Milaleo, cantora mapuche, para luego presentar un breve repertorio. Le siguieron las voces y la música del grupo mapuche We Way, quienes cerraron la jornada: “Viva la lucha feminista, que le hace bien al pueblo mapuche, que nos hace bien a todes”.
Foto de portada: Cecilia Maletti.
